El calor del estío decae y el frío se impone. La hoja caduca va cambiando de color y al caer cubre el suelo con una alfombra de tonos ocres, bermejos, ambarinos.
Los cielos azules se cubren de nubes y los pulmones se llenan de frescura al respirar hondo y el olor a tierra mojada se percibe mas nítido con la atmósfera más húmeda.
La senda Otoñal es crepuscular, finisecular, melancólica.


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