miércoles, 8 de diciembre de 2021

 


                                


Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado.
SCHELLING


Apenas se fue, la casa no parecía vacía, sino ajena. Lo familiar devino extrañeza.
El tiempo, con su irreversible fluir, posa el dolor que arrebata al principio y, poco a poco, lo transfigura en amargura, en tristeza resignada por la ausencia definitiva. Persiste la memoria, puente inconsistente y efímero entre el ser y el no ser, que procuro objetivar en imágenes y letras y, solo a veces, hablando de él, trayéndolo brevemente de nuevo junto a mí.
Vino pequeño, desnutrido y frágil, y me acompañó haciendo suyo mi hogar hasta que su pequeño corazón, con mis manos sobre su pecho, dejó de latir… y me arrancó el alma de dolor, con la certeza de su partida definitiva.

Decidir el momento en que debía irse fue una horrible carga. Lo negativo es denso, ancla, hunde, y su contrario es ligero, volátil. Sobrellevé ese cometido demorándolo a costa de su sufrimiento, que me destrozaba, pero me dolía aún más que fuese a mí a quien correspondiera concluir nuestra unión de forma irreversible.
Se fue un trocito de mi vida: oscuro lar, custodio perenne de la morada hasta su partida, donde aún su dorada mirada perdura mientras la memoria lo permita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario